El Códice

Un codice de la Edad Oscura

Las sucesivas y confusas traducciones góticas del manuscrito latino de Angus de Metz, cuyo hallazgo hemos querido cubrir con un manto de silencio para no traicionar la palabra empeñada a quienes permitieron leerlas y copiarlas, versa sobre hechos muy antiguos, situados en el otoño de esa época de la Edad Media que los historiadores han llamado la Edad Oscura.
Efectivamente, los acontecimientos que nos describe un sencillo monje de la orden benedictina, quien entró a formar parte de una expedición cristiana cuya misión era evangelizar el norte de Europa siguiendo las huellas de San Bonifacio, cobran forma en la sombra del siglo VIII, una edad en la que la ausencia de luz histórica acentúa, no sin cierto encanto para el lector de este nuestro siglo, el misterio de todos aquellos hechos y de las gentes que los llevaron a cabo.


La evangelizacion de los sajones

Para Europa fue aquel un Medievo temprano en el que la dinastía de los carolingios terminó por dar forma a un imperio germánico y cristiano, que trataba de aunar, con esa perfeción estética tan característica del románico, el poder del brazo secular y el de Dios. Pero para llegar a esa armonia mundi, que se presumía la meta ideal en la tierra por ser reflejo de la armonía de las esferas celestes frente a la amenaza de los infieles y el advenimiento del Anticristo (la bestia inmunda, cuya llegada se preveía en el temido año 1.000), era necesario no sólo un enfrentamiento con los pueblos paganos del norte y del este, sino también una evangelización profunda de los mismos. El proceso de erradicación del paganismo motivó, entre otras, las Guerras Sajonas, que se prolongaron durante más de treinta años en la frontera de Austrasia, con no pocos actos crueles cometidos contra la población ignorante y a la vez rebelde.
Gracias a su insólita experiencia, el descubrimiento del relato de Angus de Metz, contenido en los libri y folii de sus códices, es un legado que, si bien discutible (y con razón) para algunos eruditos, será interesante para muchos otros curiosos de la historia y de la literatura medievales. Su conocimiento de los sucedido es, al parecer y como demuestra la primera persona empleada en algunas partes del texto medieval, de primera mano, asegurando haber estado presente a ambos lados de la frontera terrenal y religiosa que dividía tortuosamente aquella tierra, convertida en pasto del hambre y de la guerra, y que finalmente y tras sucesivas deportaciones pudo entonar al unísono con el resto del imperio el credo in unum Deum, Patrem omnipotentem, factorem caeli et terrae, visibilim omnium et invisibilium...

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